En Italia los parados optan por el suicidio
En Italia, donde la tasa de desocupación es del 9,2 por ciento, se suicida cada día un parado a causa de la crisis económica. Un parado que se quema a lo bonzo, otro que se pega un tiro, un desempleado que se cuelga de una viga... Solamente en 2010 se quitaron la vida en Italia 362 desempleados y ya el año anterior fueron 357 los parados que recurrieron al suicidio. Se trata de un fortísimo incremento respecto a las cifras de los tres años precedentes, cuando de media los desocupados que optaban por suicidarse eran 270 al año.
En total, entre 2008 y 2010 los suicidios entre los desempleados aumentaron en Italia un 39,2 por ciento. Y la cifra todavía fue más elevada si se pone la lupa sobre aquellas personas que tenían un trabajo y lo perdieron: en ese colectivo los suicidios crecieron un 44,7 por ciento.
El colectivo con más riesgo de acabar tirándose bajo las ruedas de un tren o colgándose con una soga al cuello son aquellos trabajadores que han abandonado el mercado de trabajo italiano a través de canales de protección social (jubilaciones anticipadas, en la mayoría de los casos) y que con la actual reforma del sistema de las pensiones llevada a cabo por el Gobierno Monti se descubren sin empleo y sin derecho a jubilación. Según el Gobierno, ese colectivo asciende a 65.000 personas, pero los sindicatos los cifran en al menos 130.000 y advierten que podrían ascender hasta 300.000. Los suicidios en este grupo tan particular aumentaron un 12,6 por ciento en 2010.
Otro grupo que se está viendo especialmente golpeado por la crisis, hasta el punto de quitarse algunos de sus miembros la vida, es el de los artesanos, comerciantes, empresarios y profesionales por cuenta propia. Según datos oficiales, en 2010 fueron 336 los desesperados que optaron por el suicidio, frente a los 343 del año anterior. Se trata de un colectivo con riesgo muy alto de suicidio, en particular en el caso de los artesanos y los comerciantes (192 víctimas), pero también entre los empresarios y los profesionales por cuenta propia (144 muertos).
En total, entre 2008 y 2010 los suicidios entre los desempleados aumentaron en Italia un 39,2 por ciento. Y la cifra todavía fue más elevada si se pone la lupa sobre aquellas personas que tenían un trabajo y lo perdieron: en ese colectivo los suicidios crecieron un 44,7 por ciento.
El colectivo con más riesgo de acabar tirándose bajo las ruedas de un tren o colgándose con una soga al cuello son aquellos trabajadores que han abandonado el mercado de trabajo italiano a través de canales de protección social (jubilaciones anticipadas, en la mayoría de los casos) y que con la actual reforma del sistema de las pensiones llevada a cabo por el Gobierno Monti se descubren sin empleo y sin derecho a jubilación. Según el Gobierno, ese colectivo asciende a 65.000 personas, pero los sindicatos los cifran en al menos 130.000 y advierten que podrían ascender hasta 300.000. Los suicidios en este grupo tan particular aumentaron un 12,6 por ciento en 2010.
Otro grupo que se está viendo especialmente golpeado por la crisis, hasta el punto de quitarse algunos de sus miembros la vida, es el de los artesanos, comerciantes, empresarios y profesionales por cuenta propia. Según datos oficiales, en 2010 fueron 336 los desesperados que optaron por el suicidio, frente a los 343 del año anterior. Se trata de un colectivo con riesgo muy alto de suicidio, en particular en el caso de los artesanos y los comerciantes (192 víctimas), pero también entre los empresarios y los profesionales por cuenta propia (144 muertos).