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13.12.07

¿Realmente te acosan en tu puesto de trabajo?

"No me deja trabajar tranquilo/a", "me persigue", "es que me vuelve loco/a",... son frases repetidas por muchos trabajadores con respecto a sus superiores. Sin embargo, y a pesar de que realmente parecerían ser un "ensañamiento personal", no siempre este tipo de actitudes constituyen lo que se conoce como acoso moral o laboral. Éste se produce cuando un superior somete, de forma permanente y sublime, a pequeños ataques repetidos que pueden atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo, poniendo en peligro su empleo o el ambiente normal de trabajo. El empleado se transforma así en el blanco de una intención más o menos consciente de perjudicarlo.
Qué no constituye, pues, acoso moral:
-El estrés: se trata de un estado biológico, generado por situaciones sociales y sociopsicológicas. La diferencia es que el estrés es destructivo si es excesivo, mientras que el acoso moral lo es por su propia naturaleza. Por otra parte, en esta situación orgánica no existe una intencionalidad malévola, mientras que en el hostigamiento laboral sí la hay.
-El maltrato de la dirección: algunos directivos suelen tener una conducta tiránica, según la cual someten a sus asalariados a una presión terrible o los tratan agresivamente, insultándolos o negándoles cualquier trato respetuoso. No obstante la violencia está a la vista de todos, como todos los empleados reciben el mismo trato, no se trata de acoso laboral.
-Agresiones esporádicas: aunque una actitud o palabra parezca agresiva, no constituye acoso moral, dado que éste se caracteriza por la repetición. En cambio, aunque una serie de conductas parezcan insignificantes, su sistematización las puede convertir en altamente destructivas. El autor Heinz Leymann afirma que, para ello, es preciso que una o más de dichas situaciones se repitan como mínimo una vez por semana y a lo largo de un plazo mínimo de seis meses. "En términos generales, el término acoso moral es inapropiado para calificar una determinada actitud agresiva de un empresario, aunque dicha agresión haya tenido consecuencias especialmente graves para la víctima".
-Malas condiciones de trabajo: es difícil distinguirlas de los casos de acoso moral. Por eso, en estas situaciones lo que se recomienda es analizar la intencionalidad. Por ejemplo, trabajar en un despacho estrecho, con mala iluminación y un asiento inadecuado no constituye de por sí un acto de acoso, salvo si lo recibe específicamente sólo uno de los empleados y está destinado a desanimarlo o humillarlo.
-Coacciones profesionales: hay que tener en cuenta que todo trabajo implica un cierto grado de coacción y dependencia. Es por ello que no se puede hablar de acoso moral cuando se trata de decisiones legítimas que se encuentran en el contrato de trabajo, como un traslado o el cambio de puesto.
-Otros tipos de violencia: cuando se trata de violencia externa (agresión del público o de clientes), no se habla de acoso moral. En estos casos, es la propia empresa la que debe establecer medidas de protección de sus empleados. Dicha violencia no le es útil ni a la organización ni a la buena marcha de la empresa. Por otra parte, tanto la violencia física como la sexual constituyen tipos penales pero no acoso moral.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Hola, en mi trabajo soy la unica chica que hay y desde navidad hasta ahora vengo aguantando las humillaciones permanentes de un compañero delante de todos y las palabras directas que me dice mi jefe como k se acostaria conmigo. Yo no le sigo el juego pero la verdad que entre estas dos cosas voy deprimida a trabajar y cuando llego a mi casa me echo a llorar. Tengo miedo porque otras chicas que han estado trabajando en este lugar al no someterse a lo que les a propuesto mi jefe las han despedido, y a mi mi trabajo me hace falta pero llegado el dia que mi jefe me diga algo la contestacion sera que no.
¿Se puede hacer algo para evitar estas situaciones?
Gracias

12:11 p. m.  

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