Reducir la emisión de CO2 costaría sólo el 0,19% del PIB anual hasta 2030
Frenar el calentamiento global para conseguir que la temperatura del planeta no aumente más de dos grados supondría un coste para la economía europea de un 0,19% del Producto Interior Bruto (PIB) de media, en términos anuales, hasta 2030, según un estudio de impacto realizado por la Comisión Europea.
Este «precio» en términos de disminución del crecimiento, con ser importante, no supone gran cosa si se tiene en cuenta que algunos informes, como el realizado recientemente por el economista británico Nicholas Stern, pronostica que si no se toman decisiones tajantes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera la economía mundial podría contraerse entre un 5 y un 20% en los próximos años. Para este economista el coste de las medidas que se pondrían en marcha sería equivalente al 1% del PIB mundial en términos anuales.
El impacto de poner remedio al cambio climático supondría, en el caso de la economía mundial, un decrecimiento de un 0,14% en términos anuales hasta 2020, y un 0,19% si la proyección se extiende hasta el año 2030.
Para Estados Unidos, uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero a la atmósfera y no firmante del Protocolo de Kioto, el coste sería más bajo que para Europa, tan sólo un 0,15% de menor crecimiento, mientras que Rusia sería la economía que tendría que pagar el precio más alto, un 0,37% de su PIB anual hasta 2020.
Las economías emergentes, por su parte tendrían que «pagar» poco, tan sólo un 0,06% en el caso de Brasil, y de un 0,1% en el de China e India en términos anuales. Además, hay que tener en cuenta que el coste de intentar que el planeta no siga calentándose reportará enormes beneficios al conjunto de la sociedad en forma de menores fallecimientos antes de tiempo, como consecuencia de las olas de calor de los veranos, y de mejor calidad medioambiental y menores incendios, entre otras.
Entre los efectos que tendrá para la economía el cambio climático, además de los medioambientales propiamente dichos, figura una menor rentabilidad de la agricultura de los países mediterráneos ya que la elevación de las temperaturas hará que se acorte el periodo de crecimiento de los cultivos y, de este modo, se reducirá su productividad. Por el contrario, los países del norte de Europa, que tendrán menos lluvias que ahora, verán aumentar los resultados de su agricultura ya que tendrán estaciones cálidas más prolongadas que beneficiarán a algunos cultivos, sobre todo el cereal.
El turismo será otra de las actividades que se verá directamente afectada por el cambio climático. El clásico turismo de sol y playa del Mediterráneo, alimentado por los alrededor de 100 millones de turistas del norte de Europa que se desplazan hacia el sur cada año, cambiará radicalmente como consecuencia de los deterioros previstos en esta zona de la costa por el aumento de las temperaturas. Así, según la Comisión Europea, el sector turístico del Mediterráneo dejará de ingresar 100 billones de euros, de los que una buena parte afectarían a España, uno de los destinos europeos preferidos por los europeos para pasar sus vacaciones de sol y playa.
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