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23.10.07

Una empresa llamada Mafia

Según ha denunciado la asociación de comerciantes italianas, Confesercenti, la Mafia es la mayor empresa de Italia facturando unos 90.000 millones de euros al año, cerca del 7 por ciento del Producto Interior Bruto del país. El estudio realizado por la entidad demuestra "la creciente infiltración de la criminalidad en el tejido económico" y analiza la capacidad de la organización de chantajear a las grandes empresas que se adjudican licitaciones de obras públicas, entre los mayores negocios de la península italiana.
Pese a que las grandes sociedades constructoras como Condotte e Impreglio han desmentido oficialmente la existencia de relaciones con la temida organización criminal, los comerciantes sostienen que existen pactos secretos para poder operar tranquilamente. "En las obras bajo control de la mafia los derechos sindicales no existen y las normas de seguridad son opcionales. El pacto en realidad fortalece a la constructora", sostienen en el informe los comerciantes. "Se trata de empresas cotizadas en la Bolsa con sedes en Milán y Turín", en las regiones del norte industrializado, indica el estudio.
Además de las grandes firmas, también pagan una suerte de impuesto ilegal, llamado 'pizzo', los pequeños comerciantes de todo el país, desde Palermo y Nápoles, en el sur, hasta Milán y otras grandes regiones del nordeste industrializado como Brianza, Piemonte y Emilia Romagna. Los comerciantes víctimas del 'pizzo' son en total 160.000, de los cuales 132.000 están en las cuatro regiones del sur: Sicilia, Calabria, Apulia y Campaña.
Como ejemplo del sistema tentacular de la mafia, los comerciantes estudiaron la situación de Nápoles, donde un vendedor ambulante de un banco del mercado público debe dar entre 5 a 10 euros al día a la Camorra, la mafia napolitana, para poder trabajar. El mayor negocio de la Camorra en la capital sureña es paradójicamente la venta de pan, ya que la organización controla 2.500 panaderías ilegales contra 1.300 legales, con un volumen de negocios de cerca de 500 millones de euros, según cálculos de la comisión parlamentaria Antimafia. A los panaderos los obligan a comprar la materia prima, como la harina, a distribuidores y productores cercanos a la organización.
En el Lazio, la región en la que se encuentra Roma, pagan el 'pizzo' 6.000 comerciantes, 5.000 en Lombardía y 2.000 en Piemonte. El negocio del chantaje y la extorsión se ha extendido tanto que es "considerado normal, algo que forma parte de la vida diaria. Tiendas, supermercados, talleres, oficinas de abogados, todos pagan 'para tener paz'", sostiene el informe de los comerciantes.
Otro jugoso negocio para la mafia es el del comercio de productos falsos, que genera ganancias por cerca 7.000 millones de euros al año.
Aunque los comerciantes ponen el grito en el cielo, otros sectores como el agrícola y el turismo también se quejan, ya que la mafia logra condicionar los precios de frutas, verduras, carnes y pescados. "De las bodegas a las fábricas, pasando por el transporte y el servicio de distribución, ningún sector de la cadena está excluído del control o la presión de la criminalidad", sotiene Confesercenti.
La industria del turismo, que ha crecido en los últimos años, también figura como una de las más infiltradas por la mafia, que ha invertido en hoteles y centros para vacaciones.
El ex 'capo máximo' de Cosa Nostra, la mafia siciliana, Bernardo Povenzano, quien estuvo más de 40 años fugitivo y está detenido desde abril del pasado año 2006, invertía parte del dinero de las extorsiones en la adquisición de hoteles y conjuntos residenciales para vacaciones en localidades balnearias sicilianas, como San Vito Lo Capo.