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26.3.07

Europa y sus paraísos fiscales

Sociedades fiduciarias, secreto bancario, exenciones fiscales, laxitud legislativa y, cómo no, un perfecto y opaco sistema para el lavado de dinero: éstas son las características de un buen paraíso fiscal que se precie de serlo. Enclaves históricos arcaicos o minúsculos países que incentivan la domiciliación fiscal para no residentes. Así funciona.

En los años setenta, había sólo unos cuantos de estos enclaves, pero a partir del desmantelamiento de los controles sobre los flujos internacionales de capitales y algo antes de la revolución de las comunicaciones, se asistió a un boom de estos territorios piratas que, en un 95%, son ex-colonias dependientes de su antigua metrópli, la mitad bajo bandera británica.

El viejo continente se ha convertido en unos de los mayores núcleos de paraísos fiscales del mundo. Este desarrollo llevó a más de dos mil magistrados europeos a firmar la Declaración de Ginebra de 1996 que afirmaba: “Detrás de la Europa en construcción visible, oficial y respetable, existe otra más discreta, menos confesable. Es la Europa de los paraísos fiscales que, desde las islas anglonormandas hasta el Peñón de Gibraltar, pasando por Lienchestein, prospera de forma descarada gracias al capital que protege complaciente.”

Haciendo algo de historia, según la edición del 3 de junio de 2000 del diario The guardian, Gibraltar, con una población de 28.000 habitantes, albergaba el domicilio fiscal de 200 multimillonarios y cerca de 60.000 empresas de las que casi un tercio disfrutaba de exención total en el impuesto de sociedades. En junio de 2000, Gibraltar ingresó en la lista negra de los 35 paraísos fiscales identificados por la OCDE, aunque desde 2002 sólo permanezca en la Lista Gris elaborada por el Grupo de Acción Financiera del G-7 de países que realizan esfuerzos para dejar de funcionar como paraísos fiscales. Gibraltar incumple las normas comunitarias sobre libre competencia y recibe por parte del gobierno británico un apoyo desleal y asimétrico respecto a las empresas de su mismo Estado. Un ejemplo de ello es la no aplicación del IVA que Bruselas condenó en Marzo del año 2004.

En Mónaco hay mucha riqueza procedente de famosos multimillonarios de la moda, del deporte, del cine o de la música. La jet set también busca sacar tajada de la gran ventaja de los paraísos fiscales: no pagar o pagar casi nada de impuestos. Un dato para la reflexión: en Mónaco hay 32.000 habitantes para 350.000 cuentas cifradas, desconociéndose el origen de tanta riqueza.

Mónaco participa en una competición fiscal mundial para proporcionar mayores oportunidades fiscales a los ricos y que las grandes corporaciones transnacionales eludan sus obligaciones tributarias. Por estas dos razones la Comisión Europea, la ONU o la OCDE han iniciado una lucha para acabar con el desarrollo de estos paraísos fiscales y de sus prácticas fraudulentas.

Las organizaciones criminales se adaptan bien a la mundialización financiera, y gracias a los paraísos fiscales pueden trasvasar sin dificultad sus actividades ilícitas a otras redes legales e invertir en los mercados financieros, disponiendo para ello de importantes capitales de dinero. La red que forman la Isla de Jersey, de Man, San Marino o Lienchestein son un ejemplo claro de la importancia que juegan estos pequeños enclaves europeos. Es a través de este entramado que las finanzas modernas y el crimen organizado se sustentan mutuamente, y ambos, necesitan que se supriman las reglamentaciones y los controles estatales. Es la otra Europa de las cuentas numeradas para reciclar el dinero de la droga, el terrorismo, las sectas, la corrupción y las actividades mafiosas. Estas facilidades financieras en el marco de uno de los mayores mercados comunes del mundo propician el desarrollo del crimen organizado. Según el Atlas de la criminalidad Financiera publicado por la editorial Akal en 2002, el Producto Criminal Bruto (PCB), no era inferior a 800.000 millones de dólares, y no olvidemos que de este pastel se ven beneficiados grupos terroristas tan sanguinarios y deplorables como Al Qaeda o ETA.

Según declaraciones en 1999 de quien fuera ministro francés de economía, Dominque Strauss-Kahn, la mitad del comercio mundial pasa por los paraísos fiscales. El valor de los activos depositados en paraísos fiscales alcanza los 11 billones de dólares, más de un tercio del PIB anual mundial, según publicó J. Christensen en el diario The Observer el 17 de noviembre de 2002. La industria extraterritorial (offshore) en su conjunto está implicada en la mitad del valor de las transacciones financieras del mundo. El ejemplo: Luxemburgo, un micro-Estado sin costas con unos 50 navíos de alta mar bajo su pabellón, aloja a 30 de los 50 bancos más importantes del mundo, y el 90% de sus clientes son extranjeros.


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1 Comentarios:

Anonymous Semillas dijo...

Los paraísos fiscales se terminarían, si los gobiernos serían democráticos y no se robara tanto a las empresas y a los particulares. No puede ser que si ganas 1 Millón de Euros al año te quiten casi la mitad. A eso se llama robo, para que luego los políticos lo despilfarren

11:34 a. m.  

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