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22.9.08

Hunden los mercados financieros pero ganan millones

Los mercados financieros se hunden en la miseria pero los ejecutivos continúan ganando cantidades desorbitantes de dinero. Sin embargo, tras la actual crisis de Wall Street, las reglas que rigen en la 'hoguera de las vanidades' están empezando a cuestionarse, y ya hay quien se pregunta si los sueldos de los "amos del mundo" se justifican por la creación de valor que teóricamente aportan. La vieja Wall Street está cediendo paso a una nueva, dicen. En momentos en que los sismos del sector financiero norteamericano sacuden los mercados de todo el mundo, muchos especialistas pronostican un nuevo período de cambios dolorosos para Wall Street. Además, se denuncia que la manera elegida para consensuar las retribuciones, donde los bonus -beneficios extra- tienen gran peso, habría podido llevar a los directivos a asumir más riesgos de los necesarios para lograr objetivos a corto plazo, aumentando así el riesgo de caída. El sistema financiero, pues, no volverá a ser el mismo. "Se ganará menos dinero y se endurecerá la normativa bancaria... hasta que alguien invente la forma de saltársela", asegura el responsable de un fondo de alto riesgo con sede en Washington.
La última de las críticas se plantea tras desvelarse los escudos millonarios que gozan estos gestores en caso de despido, con independencia de la herencia que dejen a sus accionistas o el "daño" que produzcan.
El año pasado, los grandes ejecutivos de las dieciséis entidades más afectadas por la crisis de crédito ganaron en total 334 millones de dólares, un 30 por ciento más que en 2005, por ejemplo. "La obsesión de las empresas cotizadas por lograr beneficios a corto plazo, combinada con unos sistemas de retribución que no están ajustados por el riesgo que asumen los gestores, supone una mezcla letal", explica el columnista de la agencia Bloomberg, John M. Berry.
Después del pinchazo de la burbuja tecnológica, en 2001, ya empezaron a escucharse las primeras objeciones al sistema de retribución del salario de los grandes ejecutivos. Ese primer golpe sirvió para reforzar los controles administrativos y los protocolos de buen gobierno, pero se hizo sin demasiado convencimiento, vistos los resultados, y los buenos propósitos se olvidaron pronto. La diferencia de aquella crisis con la actual es que ahora se está utilizando mucho dinero público para intentar mantener con vida entidades cercanas a la quiebra, que han aplicado prácticas de gestión cuando menos cuestionables. Éste es el caso del rescate de Fannie Mae y Freddie Mac, que poseen o aseguran la mitad de las hipotecas estadounidenses y que han sido intervenidas por el Gobierno. Los contratos de sus principales ejecutivos, Daniel Mudd (Fannie) y Richard Syron (Freddie), les aseguraban indemnizaciones por valor de 8 y 15 millones, respectivamente. Gracias al carácter semipúblico de las entidades, el Gobierno ha logrado que estos ejecutivos no ejecuten sus millonarias recompensas, aunque sí se embolsarán pensiones cercanas a los cuatro millones.
En declaraciones a la BBC, el primer ministro británico Gordon Brown calificaba de "irresponsables" las primas que se dan en la banca a quienes asumen riesgos "excesivos". Brown reconocía, sin embargo, que es algo difícil de regular porque los bonos forman parte de un sistema global, pero afirmaba que la Autoridad de Servicios Financieros de Gran Bretaña está estudiando la posibilidad de ponerle límites. "Tenemos que reconocer que se han cometido errores en la City, pero sobre todo en Estados Unidos. Esto ha venido de América", dice. "Creo que hay un elemento en el sistema de primas que es inaceptable. Se trata de primas y salarios basados en las ganancias en el corto plazo en lugar de en el largo plazo de la economía, y eso es algo que hay que revisar".