Las papeleras a rebosar de curriculum de mayores de 50 años

La principal causa de discriminación en el mercado laboral, por encima del sexo, la religión o la procedencia del trabajador, es la edad, según un estudio que revela que el 85 por ciento de los curriculum de trabajadores mayores de 50 años recibidos por las empresas acaban en la papelera. El informe constata que las prácticas discriminatorias por edad se evidencian permanentemente en las ofertas y oportunidades de empleo, a veces de manera sutil, como por ejemplo, cuando se rechaza a un candidato que opta por una plaza vacante por estar “sobrecualificado”, y otras veces de forma abierta, cuando se especifica un límite de edad para la contratación. Otras formas de discriminación limitan a partir de cierta edad el acceso a programas de formación y promoción, o los obliga a jubilarse, para evitar ser permanentemente relegados en sus funciones y oportunidades de desarrollo.

En los países europeos existe un buen nivel de conciencia en torno a la problemática de la discriminación en general, pero no así a la generada por razón de edad. Así, en los países que conforman la Unión Europea, un 57 por ciento de la población estima que las personas a partir de los 50 años no tienen la capacidad de trabajar de manera eficiente, cifra que aumenta hasta el 64 por ciento en el caso español.

Sin embargo, el trabajador de edad no es un problema que, desde una perspectiva monetaria haya que minimizar, sino una fuente de ventajas y oportunidades que concilia la eficiencia económica y la eficiencia social. Para la economía en su conjunto, el aumento de la participación y de las tasas de empleo de esta franja de edad debiera ser (y es) crucial para aprovechar plenamente la oferta de mano de obra. Afortunadamente, desde hace tiempo en algunos países ya se están dando cuenta de ello y de la injusticia cometida, no sólo contra estos trabajadores, sino contra el propio sistema en general y la economía propia de cada país donde se actúa de esta injustificada y absurda manera.