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31.5.10

¿Y si la crisis económica acaba en una guerra bélica?

Destacados economistas reunidos en Nueva York (Estados Unidos) han advertido seriamente de que la deuda pública occidental sólo podrá ser financiada mediante la impresión de dinero a gran escala, lo que desencadenará una oleada inflacionaria que causará revueltas sociales, proteccionismo económico y... conflictos armados. ¿Es posible?
“¡Compre oro y márchese a vivir a una casa en el campo, donde no van a caer bombas!”, con esta recomendación se despachaba Marc Faber, el inversor que anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, cuando avisó a sus clientes de que vendieran las acciones de Wall Street días antes del Lunes Negro. “Los Gobiernos están al borde de la bancarrota y harán cualquier cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero, y cuando esto no funcione recurrirán a la guerra”.
Los Gobiernos occidentales han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero antes de reconocerlo oficialmente imprimirán dinero de forma masiva porque es lo más sencillo. Así se aplaza el problema para el que llegue después y que allí se las componga, y al final se crea una crisis todavía más enorme. En el 2008 cayeron los mercados financieros; el próximo episodio será la caída de los Gobiernos. Según Faber, cuando eso suceda iremos a la guerra: “Y si usted vive en una ciudad, en la próxima guerra le envenenarán el agua, le cortarán la electricidad y su tarjeta de crédito y su transporte no funcionará. Ni siquiera podrá volver a casa. Así que váyanse a vivir al campo, en el medio de la nada, lejos del peligro”, aconseja.
No todos son tan pesimistas, pero la convicción de que la inflación está a la vuelta de la esquina es unánime. El inversor Christopher Whalen cree que llegará tras el rescate de los estados europeos: “La Reserva Federal ha reanudado su programa para proveer de liquidez a la Unión Europea con el objetivo de rescatarla de un colapso deflacionario, pero la dimensión de su endeudamiento hace ese rescate inviable. Los políticos han utilizado la deuda para evitar subir impuestos y reducir gastos; ahora los Gobiernos europeos están arruinados y el momento de la verdad se acerca”. Según Whalen, solamente quedan dos opciones: “Aplicar las recetas necesarias, que traerán una fuerte contracción económica y muchos conflictos, o imprimir dinero. Lo primero no lo quiere hacer nadie, ni en EE.UU. ni en Europa, porque es muy doloroso”. El escenario que prevé es el de una inflación alta, “de dos dígitos”, que se prolongará varios años, cortará de raíz cualquier amago de crecimiento económico y resucitará el proteccionismo: “La era de la globalización y el libre comercio está llegando a su fin. Con la caída del dólar otros países asumirán nuevos beneficios y responsabilidades y darán prioridad a sus mercados nacionales. Tendremos más impuestos y nuevas tarifas a la importación”. ¿Cuánto tardaremos en verlo? No habrá que esperar mucho: “El proceso comenzará este mismo año en Estados Unidos con el impuesto nacional a las ventas con el que Obama planea reducir el déficit”, dice Whalen. Su recomendación es invertir en activos sin conexión con la economía financiera: “Oro, propiedades inmobiliarias y cobre, cosas reales que no están ligadas al dinero fiat”. Precisamente, es el dinero fiat, es decir, creado por decreto y sin respaldo de riqueza real, lo que está en la base del desbarajuste que atraviesa la economía internacional. “El sistema está a punto de colapsar porque desde que se desligó el dólar del oro [en 1971] no existe un mecanismo auto-regulatorio de mercado”, afirma Lawrence Parks, director de la Fundación para el Avance de la Educación Monetaria (FAME). “El dinero fiat no es real, es una ilusión. Se impuso mediante la fuerza, se mantiene mediante el fraude y puede desaparecer en cualquier momento”. Parks apela al pasado para predecir el futuro: “El valor del dinero fiat siempre ha terminado por caer hacia su coste de producción: cero. Históricamente no existen excepciones al respecto, y las actuales monedas tampoco lo serán”.
¿Qué consecuencias tendrá el fin del dólar? Parks coincide con Faber en el pronóstico sobre la guerra y añade otro no menos inquietante: “La hiperinflación es inevitable, y para combatir las revueltas sociales que se sucederán el Gobierno preparó hace tiempo la legislación que permite declarar la Ley Marcial”. Parks se refiere a una serie de medidas aprobadas en los años 30, 50 y 70, al parecer todavía en vigor, que permiten al presidente estdounidense, en caso de emergencia, confiscar cualquier propiedad, intervenir las comunicaciones y transportes y dirigir todos los aspectos públicos y privados de la economía. Medidas que se repetirán a semejanza en cada país del mundo.
Junto a la denuncia del dinero “falso”, se ataca a la teoría de que la causa de la crisis haya sido una insuficiente regulación. Kevin Duffy, fundador de Bearing Asset Management, uno de los fondos más exitosos desde su creación en el año 2002, recuerda que fueron precisamente las instituciones más reguladas, como los bancos, y no otras áreas con menor regulación como los hedge funds, las que estuvieron en el centro de la crisis.
Resumiendo las conclusiones y el estado de ánimo generalizado, Marc Faber lo hace de la siguiente manera aclaratoria: “Es un tremendo sofisma económico la idea de que imprimiendo dinero y emitiendo deuda se puede conseguir prosperidad. Si fuese así, el país más rico del mundo sería Zimbabwe. (...) Por cierto, un país gobernado por Robert Mugabe, el mentor económico de Ben Bernanke”.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Hola. Perdona que te escriba por aquí, pero no encontré una forma de contactar contigo por correo. Folder Access impossible path unblocked

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