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14.5.10

Los errores más habituales del emprendedor

En la mayoría de las ocasiones nos resulta más sencillo saber lo que uno no quiere que lo que quiere de verdad. Aplicando un principio parecido, en el libro 'Vivir sin jefe' (Plataforma Editorial, Autor: Sergio Fdez.) se recogen los cincuenta errores más habituales en los que caen los emprendedores. He aquí diez fallos frecuentes (que probablemente se antoja imprescindible buscarle rápida solución)...
-Lo primero es dedicarnos a algo que no nos gusta. Parece una obviedad que si abrimos nuestro propio negocio y éste no nos apasiona difícilmente lo sacaremos adelante. No obstante, a veces nos puede más la aparente facilidad o rentabilidad de un tipo de empresa aunque nada tenga que ver con lo que nos agrada. Recordad que seremos buenos en lo que nos apasione porque este punto de partida nos brinda un gran potencial que nos permitirá lograr casi todo lo que nos propongamos.
-Hacerlo todo. Típico del emprendedor, que, apretado por los gastos, opta por hacerlo todo él. Gran error: lo que no sea la parte esencial de la empresa ha de ser desempeñado por otros.
-Olvidar diferenciarnos. Si queremos tener clientes, han de saber por qué deben estar con nosotros y no con otros. La diferencia es una de las claves. La otra: saber comunicarlo. Si además damos algo más (por ejemplo, adelantarnos a un plazo de entrega) o hacemos un pequeño regalo al cliente, estaremos superando las expectativas.
-No dar prioridad a la confianza. Tienen que creer en nosotros, saber que cumpliremos nuestra palabra y que haremos lo que se nos pide con eficacia. No basta con ser un as de las relaciones sociales.
-Aborrecer la venta. Un negocio no puede sobrevivir sin vender. Así que si no nos gusta vender... En cualquier caso, si estamos dispuestos a ello hay que manejar capacidades como saber explicar nuestra tarea, dar precios sin titubear y soportar un 'no’ como respuesta.
-Tirar los precios. Clásico error debido a la creencia de que así nos diferenciamos de los demás. A la larga es insostenible y tiende a mostrar nuestro producto como malo. Irse al extremo contrario tampoco es recomendable; puede hacernos perder al cliente.
-No emplear la red de contactos. Usarla para relacionarse, sin pedir u ofrecer algo constantemente, nos permite estar en el mercado. Tal vez hoy no nos requieran, pero ¿quién nos dice que mañana no nos necesiten?
-No formarse. Aunque creamos que lo sabemos todo, debemos reciclarnos. En la actualidad gana el que más y mejor información maneja.
-Ser poco generoso. La generosidad, la integridad y la honestidad son tres de los valores clave destacados como fundamentales para un buen emprendedor. No hace falta gastar mucho para ser generoso, y sin embargo marca una gran diferencia a nuestro favor.
-Infravalorar el detalle. Hay que tratar como personas y no sólo como clientes a quienes solicitan nuestros servicios. Aunque parezca mentira, si mandamos una felicitación a nuestros clientes, además de en Navidad en sus cumpleaños, no estaremos pareciendo pelotas, sino gente profesional capaz de tener una agenda y unas fechas que recuerda. En propias palabras del autor del libro: "Es darse cuenta de que lo grande está en lo pequeño".