Google

15.7.09

Recluso 61727-054

Su abogado había solicitado que su cliente pudiera cumplir la condena en el correccional de Otisville, en el estado de Nueva York (Estados Unidos). Pero va a ser que no.
Bernard Madoff, condenado por la mayor estafa de la historia a 150 años de cárcel, ya se encuentra recluido en una celda de la prisión federal de Butner, en Carolina del Norte, donde previsiblemente pasará el resto de sus días. (El centro penitenciario de Butner se encuentra a unos tres cuartos de hora de Durham.) Ahora, Madoff, ex presidente del Nasdaq, se ha convertido en el preso número 61727-054, y compartirá patio y, lo que es infinitamente peor, baños, con otros reclusos como el terrorista Omar Abdel Rahman, sentenciado por el atentado contra las torres gemelas de 1993.
Considerado durante décadas un gurú de las finanzas, Madoff, de 71 años, fue detenido por agentes del FBI en las oficinas de su firma de inversión tras haber confesado a sus hijos que durante treinta años había operado un esquema de Ponzi, una estafa piramidal, que le permitió timar más de 50.000 millones de dólares a sus clientes, entre los que se incluían particulares adinerados, organizaciones caritativas y bancos de reputación mundial.
Tras permanecer en un polémico arresto domiciliario en su lujoso apartamento de Manhattan, fue finalmente encarcelado tras declararse culpable de los once cargos presentados en su contra (incluyendo fraude, perjurio, lavado de dinero y robo). Al admitir su culpabilidad, el ex presidente de Nasdaq evitó un juicio ante un gran jurado pero los investigadores detectaron 1.341 afectados por el fraude, cuyos fondos ascendían a un montante conjunto de más de 13.000 millones de dólares, de los que Madoff afirmó no haber invertido "ni un céntavo".
El financiero ya ha sido despojado de toda su fortuna y propiedades de lujo mientras su mujer, Ruth Madoff, ha conseguido mantener bajo su poder 2,5 millones de dólares en virtud de un acuerdo con los fiscales, aunque el ático de la pareja también ha sido embargado. No obstante, "el verdadero problema de Bernie es que tendrá que vigilar su espalda veinticuatro horas al día, siete días a la semana". Así de contundente se ha mostrado Larry Levine, consultor de prisiones de Wall Street (Wall Street Prisons Consultant), un servicio de consultoría que ayuda a los ejecutivos acusados de fraude a rebajar sus condenas.
Madoff ha estafado a banqueros de todo el mundo e importantes instituciones a quienes ha hecho perder mucho dinero. Así, teme que, en represalia, alguno de ellos termine contratando los servicios de algún reo de la cárcel donde se encuentra Madoff y acabe matándole.
Sobre las posibilidades de que le trasladen de centro penitenciario, Larry, ex convicto, explica que a él le cambiaron once veces de instituciones penitenciarias durante sus primeros diez años de condena "porque me peleaba con otros presos", aunque lo habitual es que no te cambien de institución hasta pasados veinte años. De cualquier modo, la cuestión no es si a Bernie Madoff le cambiarán o no de centro penitenciario, sino si saldrá de éste en "una bolsa o en una caja" ya que está súper convencido, con razones de peso, de que alguien intentará quitarle la vida.
Sobre cómo podría suceder, este consultor ex convicto comenta que en cualquier momento alguien puede "montar jaleo" en un lado del comedor, mientras "en el otro alguien apuñala a Bernie por la espalda".