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5.7.09

Rubber rooms

A pesar de estar acusados de conductas inapropiadas en el ejercicio de su profesión educativa, cientos de profesores de escuelas públicas de Nueva York (Estados Unidos) continúan ingresando puntualmente sus salarios mensuales, debido a que, legalmente, mantienen sus puestos de trabajo intactos, aunque en la práctica, no puedan ejercer la enseñanza. La razón de todo esto es una fuerte protección hacia el profesorado, respaldada por unas normas difíciles de franquear.
Así, el contrato sindical hace extremadamente complicado despedirles, aunque los centros públicos afectados sí les han prohibido continuar enseñando. No obstante, a pesar de no trabajar, debido a estas prohibiciones particulares, oficialmente no están despedidos, por lo que mantienen sus salarios; y no sólo eso, también pueden disfrutar de las vacaciones de verano y de los fines de semana, al igual que el resto de compañeros de profesión. En lugar de acudir a las escuelas donde antes trabajaban, los profesores imputados pasan su jornada laboral en unas habitaciones, 'rubber rooms', habilitadas en lugares externos al campus, donde permanecen durante meses, o incluso años, esperando a la vista disciplinaria junto a otros colegas de profesión.
En la actualidad son unos setecientos profesores los que se encuentran en esta desagradable situación; asistiendo cada día a dichas estancias en las que, como ellos mismos han confirmado, pueden dedicar el tiempo a lo que más les apetezca. Algunos juegan al Scrabble, otros aprovechan para navegar por Internet, otros practican yoga, leen libros o pintan. Básicamente van a sentarse hasta que cumplen con sus ocho horas de jornada laboral.
Las 'rubber room' son consideradas como una especie de 'centros de rehabilitación' para estos profesores, a la espera de ser juzgados. No obstante, hay una destacada peculiaridad con respecto a otros centros de este tipo, y es que en este caso, los profesores sólo acuden hasta cumplir con el número de horas estipuladas en sus contratos, y cobran sus salarios completos, sin ninguna restricción. Una cantidad que puede alcanzar los 70.000 dólares al año.
El Departamento de Educación de la ciudad ya ha calculado que la medida les estaría costando a los contribuyentes cerca de 65 millones de dólares, al mismo tiempo que culpa al mismo contrato sindical. La razón de mantenerles en esas 'rubber rooms' que tanto dinero suponen a los neoyorquinos, es que una de las reglas de ese convenio de profesores establece que éstos puedan permanecer en sus puestos de trabajo hasta ser juzgados. Por otro lado, el mismo contrato prohíbe la posibilidad de encontrar otro trabajo en ese mismo periodo.
Por su parte, el portavoz de la Federación Unida de Profesores, dice que el sindicato y el Departamento de Educación trataron de llegar a un acuerdo el pasado año para reducir el número de horas que los profesores pasan en estos centros, pero el proceso es muy lento.
Entre las acusaciones cometidas por el profesorado, va desde faltas leves como desobediencia a superiores o irregularidades menores, a otras más graves relacionadas con abusos sexuales. Muchos de los profesores dicen estar siendo castigados de forma desproporcionada por jefes vengativos a los que no les ha sentado bien que estos casos trasciendan a la opinión pública, pues sus escuelas se han visto notablemente afectadas.
Pero no sólo Nueva York protege a estos profesores imputados y mantiene sus salarios, aunque sí es la ciudad que ofrece mayor número de centros para este cometido; casos similares se han registrado en Los Ángeles, donde 178 profesores fueron "alojados" mientras esperaban a la resolución de sus casos, o en Philadelphia, donde también se tiene constancia de esta práctica.