El negocio de Kaká (y otros porqués)

Según la consultoría de negocios deportivos Weber Shandwick Sport, una de las más importantes a nivel mundial, la contratación del futbolista brasileño Kaká por parte del Real Madrid C.F. que ha costado 67,2 millones de euros, podría reportar al club español unos beneficios de 75 millones anuales. Y es que Kaká pertenece al mismo grupo que Beckham en el impacto comercial, por lo que si se controla bien la imagen y si el Madrid es capaz de mejorar sus resultados en la Liga de Campeones, el dinero vendrá como aquel que dice solo.

Según Simon Chandwick, socio y uno de los asesores de esta empresa que ha analizado el fichaje, Beckham aportó al Real Madrid unos cuatrocientos millones de euros en la venta de márketing y otros productos de merchandising de forma directa e indirecta, así como en giras, partidos no oficiales e impacto visual de la camiseta blanca, durante las cuatro temporadas que el jugador inglés estuvo en el club madridista.

No obstante las ganancias se podrían todavía disparar muchísimo si se lograse otra contratación importante en este aspecto: la de Cristiano Ronaldo, otro jugador que también pertenece a este tipo de jugadores mediáticos, como Beckham y todavía más incluso que Kaká, y al que el Manchester United -su actual equipo- ha sabido sacarle enorme partido, por lo que los dos juntos incrementarían notablemente las ganancias económicas que individualmente ya de por sí producen.

Y ya que estamos hoy en España y siguiendo con el tema del fútbol, serán muchos los que se pregunten: ¿Cómo es posible que un país pequeño como Azerbayán pueda pagar 750.000 euros a esta Selección Nacional europea por jugar (hoy) un simple partido amistoso en su territorio?

Bien, dejando al margen la enorme calidad futbolística de España en la actualidad, y siendo cierto que Azerbayán es un país relativamente pequeño (86.000 kms cuadrados es su superficie), económicamente es un país muy poderoso. Esta república euroasiática, que en su día formó parte de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) hasta su desintegración, posee la economía que más ha crecido en los últimos años y, lo más importante, sigue creciendo a pesar de la actual crisis económica que sacude al mundo entero. Ocupa el puesto número 111 en superficie y el 91 en población con 8,5 millones de habitantes y, sin embargo, está muy por encima en el ránking de riqueza de los países del mundo. Concretamente, y según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el puesto 78. Pero lo fundamental es que es el país que más ha incrementado su poder económico desde el año 2006. En 2007, su economía creció un 23,3 por ciento y este año está previsto que lo haga un 11,6 por ciento. En comparación, por ejemplo, su rival sobre el terreno de juego, España, creció un 3,7 por ciento en 2007 y un 1,2 por ciento el pasado año (aunque en recesión en los dos últimos trimestres). ¿A base de qué?, preguntaréis. La respuesta es simple: gas y petróleo.

No obstante, a pesar de la enorme riqueza que ofrecen estas dos materias primas que son el motor económico de la República, el índice de personas que viven bajo el umbral de la pobreza sigue siendo alto. En concreto, del 29. Eso sí, la cifra se ha reducido considerablemente desde que comenzó la pujanza económica de Azerbayán, ya que en 2000 esta misma cifra era de un desbordante 60 por ciento.

En la actualidad, basta darse una vuelta por el centro de Baku (la capital del país) para ver decenas y decenas de obras por todas partes con sus modestos andamios de madera levantados. En una misma acera se puede encontrar una mitad de automóviles que quitan el sueño con otra mitad con los que tienes serias dudas de que puedan arrancar. En una misma parada de taxi puedes subirte a un Mercedes a manos de un loco que no dudará en ir por la ciudad a la velocidad del diablo como que te puede tocar otro sin cinturones atrás ni delante. Esa diferencia de clases se puede palpar también en el estadio donde se celebra el partido, con sectores con localidades que cuestan 7 euros frente a otros que alcanzan los 150 y que han sido vendidas casi en su totalidad. En Baku no esperes que ningún auto se pare en un paso de cebra, pero si hablas tranquilamente con sus habitantes todos te dirán lo mismo: "Danos cinco o diez años, que esto será la segunda Dubai".

En cualquier caso, mucho se debate en los foros económicos sobre las desigualdades que genera este poder del 'oro negro'. De hecho, se habla de que la economía del país sufre el denominado 'mal holandés', por el que el tirón de los recursos energéticos canibaliza al resto de los sectores económicos, entre ellos, al de la agricultura, que todavía representa casi una tercera parte de la riqueza en Azerbayán.