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27.2.10

La cocina de la vergüenza

La firma inmobiliaria Paramount Realty Group ha presentado una demanda contra el consejero delegado del grupo islandés de inversión Baugur, Jon Asgeir Johannesson, y su prometida, Ingibjorg Palmadottir, por montar una "fea" cocina con muebles de Ikea y les reclama por ello una indemnización de 52.000 dólares. (Esa compañía sueca es conocida por vender muebles y accesorios para el hogar a precios accesibles.)
Según Paramount Realty Group, que alquiló el apartamento a la pareja islandesa para luego subarrendarlo a terceras personas, los muebles elegidos por ellos son vulgares para el nivel que exige el inmueble.
La pareja islandesa se había comprometido a realizar una serie de reformas antes de alquilar por 26.000 dólares al mes el apartamento de tres habitaciones que compraron en el año 2007 por cerca de diez millones de dólares en la planta dieciséis de un lujoso edificio de Manhattan (en Nueva York, Estados Unidos). Los nuevos inquilinos esperaban un equipamiento de lujo, pero "se encontraron muebles de aglomerado de Ikea que se deshacen a los ocho meses. (...) La cocina instalada está fabricada por Ikea, conocida por ofrecer muebles de bajo coste, y no alcanza el nivel de una cocina apropiada para un inmueble ubicado en el número 50 de Gramercy Park North", consta en la demanda.

25.2.10

Neo, el Robin Hood virtual

Como el protagonista de la saga cinematográfica Matrix al que dio vida en pantalla Keanu Reeves, se ha apodado a sí mismo Neo. Se trata de un hacker que ha robado datos turbios de bancos y empresas estatales de la República de Letonia y que el pueblo -tras ganarse su cariño al que ha dado a conocer su información- está empezando a denominar "Robin Hood virtual".
El hacker se ha hecho con datos de directivos de bancos, así como de altos cargos de empresas gestionadas por el Gobierno, en un momento en el que la crisis se ceba con Letonia. Los datos incluyen las cuentas de gestores de bancos letones. En ellos se refleja que no emprendieron los recortes de salario que habían prometido después de que el Estado concediera ayudas para salvar a las entidades. Además, el hacker anónimo se ha hecho con cuentas de empresas estatales que concedían bonus a sus directivos mientras que públicamente solicitaban ayudas al Gobierno. Por el momento, está publicando datos con cuentagotas a través de Twitter.
El gobierno letón y la policía están investigando el caso. Las primeras sospechas indican que el hacker podría estar establecido en Gran Bretaña. Pero la ciudadanía de Letonia está con él... Una presentadora de la televisión estatal letona, explicaba a la BBC que el hacker se ha ganado el favor de los ciudadanos, que le empiezan a ver como un "moderno y virtual Robin Hood. (...) Por un lado, desde luego que ha robado datos confidenciales... y de hecho ha cometido un crimen. Pero al mismo tiempo hay un valor para el público en el sentido de que ahora mucha información se está revelando y todo el sistema se está volviendo un poco más transparente", añadía la presentadora.

21.2.10

Huyendo de los romances en la fotocopiadora

La mitad de los trabajadores consideran que puede traer serios problemas mantener un romance en su lugar de trabajo y es por eso que reprimen, en ocasiones, sus fuertes pasiones entre las paredes de la oficina o el despacho tan solo por miedo a lo que pueda pasar o a perder su puesto de empleo. Así pues, queda claro que cuesta dar ese paso definitivo con el becario o la becaria, el jefe, la secretaria... incluso con el reponedor de la máquina de café cuando hay intereses laborales por medio.
Pero aguantar los impulsos del corazón (o la líbido) no es tarea fácil, y por ello el dieciocho por ciento sostiene que no le importaría dejarse llevar por las riendas de Cupido si éste tocase a su puerta dentro de la oficina.
Entre aquellos que no han reprimido los impulsos durante su jornada laboral, el diecisiete por ciento afirma que "dejarse llevar" con su colega no le ha perjudicado en su vida profesional y el diez por ciento sí se arrepiente y no lo volvería a repetir.

14.2.10

Descubren la parte del cerebro implicada en el miedo a perder dinero

Publicado en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', investigadores del Instituto de Tecnología de California (EE.UU.) han vinculado la aversión humana a la pérdida de dinero a una estructura específica del cerebro: la amígdala. El descubrimiento aporta nuevos datos sobre la conducta económica y sobre el papel de la amígdala, una estructura que registra las reacciones emocionales rápidas y que está implicada en la depresión, ansiedad y el autismo.
En el estudio se examinó a dos pacientes cuya amígdala había resultado destruida por una muy rara enfermedad genética. Estos individuos, junto con otros sin daños en la amígdala, participaron de forma voluntaria en una tarea económica experimental... En la prueba se preguntaba a los implicados si participarían en una apuesta en la que había una probabilidad equilibrada de ganar veinte dólares o perder cinco, un riesgo que la mayoría elegiría aceptar, y si realizarían una apuesta 50/50 de ganar veinte dólares o perder la misma cantidad, un riesgo que no elegiría la mayoría. También se les preguntó si realizarían una apuesta 50/50 de ganar veinte dólares o perder quince, un riesgo que la mayoría de personas rechazaría incluso si el ingreso neto esperado resultara positivo.
Los dos pacientes con la amígdala dañada eligieron las apuestas arriesgadas más a menudo que aquellos individuos de la misma edad y educación que no presentaban lesiones en esta área cerebral. En realidad, el primer grupo no mostró aversión ninguna a la pérdida monetaria, en un acentuado contraste con los sujetos control.
Según los responsables del estudio, la aversión a la pérdida monetaria se ha venido estudiando en economía de la conducta durante algún tiempo pero ésta es la primera vez que se ha informado de pacientes que carecen por completo de ella. Creen que tal resultado muestra que la amígdala es crítica para desencadenar un sentido de precaución ante la realización de apuestas en las que se podría perder, una función de la amígdala que podría ser similar a su papel en el miedo y la ansiedad.
La aversión a la pérdida se ha observado en muchos estudios económicos, desde los de monos intercambiando objetos por comida a personas en espectáculos de juego de alto nivel pero ésta es la primera evidencia clara de una estructura cerebral especial que es responsable del miedo a tales pérdidas.

11.2.10

Yo también quiero caerle bien a mi jefe

No toda relación con los superiores debe ser inexistente, tirante, o incluso temerosa. No es tan complicado caerle bien al jefe sin necesidad de hacerle la rosca. Bien llevado, todo repercutirá positivamente en nuestra situación laboral y a buen seguro aportará también numerosos beneficios a nuestra vida fuera de nuestro lugar de trabajo.
Lo primero de todo, acércate a él. Intenta crear una buena relación con tu jefe, cercana pero sin caer en lo chabacano ni en los amiguismos. No hay porqué tenerle miedo. Es tu jefe, de acuerdo, pero tampoco debes hacerle la reverencia o que el respeto se convierta en temor, sudoración cada vez que lo ves acercarse por el pasillo o temblores en las piernas cuando te manda acudir a su despacho. Acércate, ayúdale en todo, conviértete en imprescindible, sé su mano derecha. Pero una cosa es ser su más estrecho colaborador y otra convertirse en un perrito faldero con el que se tropieza cada vez que intenta dar dos pasos seguidos.
Segundo, calla y escucha mucho, aunque ya sepas de lo que habla, escucha. Sé humilde. Es probable que tu formación y experiencia supere a la de tu jefe pero aún así, si le pisas cada frase o no le dejas acabar casi nunca, terminará por odiarte o incluso llegará a temer por su propio puesto. Eso no significa que te calles si observas que existe algún error en sus propuestas. Dale la razón si de verdad crees en lo que te está comunicando pero si no, sé siempre sincero: un buen jefe debe agradecer la sinceridad de aquellos que están por debajo de él en el escalafón de mando, y siempre necesitarán de alguien que les ayude a mantener los pies sobre la tierra y no sumirse dentro de una burbuja ajeno a todo. A los jefes les gustan los empleados con garra, valientes, decididos, aquellos que están dispuestos a asumir riesgos para evolucionar y evitar que las cosas se queden paradas eternamente. Este tipo de actitud demuestra que a la persona le gusta su trabajo, que tiene ambición y, sobre todo, espíritu profesional y de negocios.
El trabajo en equipo es también una de las cosas más valoradas en las empresas por los jefes, y un buen ambiente de compañerismo. En tu mano está poner de tu parte en conocer a todos los que te rodean, no solamente el nombre o el cargo que ocupan, sino cómo son. Relaciónate, porque da muy mala impresión que el jefe te hable de alguien y tú no sepas de quién o qué habla a pesar de que lleváis trabajando juntos bastante tiempo. Es lógico que no todos los compañeros de trabajo te caigan bien, pero tampoco le vayas al jefe con esas historias. Ahórrate quejas, insultos o comentarios sobre los demás, porque lo que menos quiere un jefe en el trabajo son rumores o mal ambiente.
Todos nos hemos equivocado en alguna ocasión. Cuando esto sucede, hay que reconocerlo. Si estás en esa situación, sé humilde y admite el error, del tipo que sea, no intentes esconderlo y mucho menos endosárselo al pobre recién llegado o al becario de turno. Nunca dejes de lado valores como la humildad, la transparencia y la honradez -no sólo en el trabajo, sino en la vida- si quieres mirarte sin vergüenza en el espejo y sentirte orgulloso cada mañana al despertar y dirigirte a tu puesto de trabajo.
Finalmente, igual llevas años en la misma empresa, pero a buen seguro todavía hay alguien que te supera en antigüedad. Intenta acercarte a estas personas y potenciarlas, porque la experiencia es todo un grado a respetar y un requisito fundamental para tener éxito en los negocios. Si tu jefe ve que buscas lo mejor, que trabajas en equipo y que no temes potenciar a otros incluso en detrimento tuyo, verá que eres alguien del que merece la pena fiarse y te ganarás su confianza y su respeto.